viernes, 19 de noviembre de 2010

INTRODUCCIÓN AL DESARROLLO HUMANO

Son muchos los “condicionamientos” o también llamados DETERMINISMOS, que nos encajonan en formas de pensamiento demasiado “acartonadas” o “cuadriculadas” para dejarnos apreciar o siquiera entrever la verdadera realidad.

Un ejemplo de esto, es el que nos enseña Steve Coby, cuando nos cuenta del hombre que sube al autobús con sus dos hijos preadolescentes, que desde el momento en que suben empiezan a molestar a los pasajeros, exasperando a su compañero de asiento, no solo al ver la forma en que los niños molestan a los demás (empujando a unos e interrumpiendo la lectura o el dormitar de algún otro), sino ante la aparente tranquilidad del padre que parece ignorar lo que hacen sus hijos.

No pudiendo resistirlo en un impulso de indignación amonesta al indiferente padre: -Acaso Usted no se da cuenta del comportamiento de sus hijos!- ante lo cual el desorientado padre le responde: -Están molestando? Debería llamarles la atención verdad? Es que realmente no sé cómo deba reaccionar ante su comportamiento... De hecho yo mismo no sé cómo comportarme... Vera Usted, su madre falleció hace cerca de una hora en el hospital y yo aún no acabo de reponerme y tampoco creo que ellos hallan logrado asimilarlo, así que no se que decirles...

Es fácil suponer que la indignación del compañero de asiento se convirtió al instante en perplejidad o incluso en dolor y auto-reproche por su juicio tan desacertado. Esta situación es en escala muy pequeña, una ilustración de nuestra posición ante el mundo, ante la vida, ante la realidad.

Se piensa a veces que ciertos conocimientos, ciertas conclusiones, se deducen con el pasar de los años o que algunas experiencias vividas nos llevan a reflexionar tarde o temprano en estos aspectos. Pero esto no es así ya que la forma en que cada uno vive o aprecia la vida, o incluso la forma en que cada uno de nosotros la valora , nos llevan a meditar con mayor o menor frecuencia en estos temas, que personalmente pienso deberían ocupar gran parte de nuestro tiempo, pues encierran el verdadero “sabor” o “jugo” que debemos extraerle a la vida y así “conducir” nuestra existencia de una manera más provechosa y feliz, teniendo mayor consciencia de nuestras “actuaciones” y sobre todo un mayor conocimiento del “propósito” con el cual nos ha sido permitido vivir esta experiencia humana.

Y es que esto del propósito de la existencia, se constituye en uno de los más importantes factores para una vida plena, feliz y con realizaciones. En mis años de terapeuta he encontrado en pacientes adictos a las drogas o al alcohol, que esto de la falta de un verdadero proyecto de vida redunda en un gran factor de vacío, desmotivación y hasta falta de apego a la vida que incide en: existencias desperdiciadas, casi inútiles y sin ningún tipo de motivaciones ; terreno fértil y abonado para los vicios, los desórdenes de conducta y hasta actitudes suicidas.

Antes de hacer la pausa en el Capítulo anterior, decíamos que cuando el individuo llega a la Autoconciencia (responsabilidad individual), y ha alcanzado la consciencia de que todos sus actos traen consecuencias para sí mismo (Ley de Causa y Efecto), entonces está en condiciones de hacer una elección y esta elección no es otra cosa que su PROYECTO DE VIDA.

Solamente llegando al conocimiento de la Autoconciencia y a la Ley de Causa y Efecto , podemos realmente “diseñar” un adecuado Proyecto de Vida , ya que este debe hacerse sobre la base de la libre albedrío y el ejercicio de una verdadera elección individual , que no esté limitado ni por los determinismos , ni por el desconocimiento de nuestra relación con el universo y la incidencia que este tiene en nosotros, ni tampoco la incidencia que nosotros tenemos en él.

Debemos entender por “adecuado” proyecto de vida, un proyecto de vida saludable y donde el “mapa” coincide con el “territorio”, consiguiendo así que el propósito de nuestra existencia esté basado en la “verdadera realidad” y ello nos permita desarrollar al máximo, el potencial que tenemos para realizar nuestros sueños.

¡Tú eres lo que quieres ser..!
El derecho a soñar es un “don” que tiene el ser humano, a través de ese ejercicio puede “visualizar” o “proyectarse” hacia lo que quiere ser o quiere tener. Es bien sabido que las personas que han hecho grandes aportes a la humanidad, tales como inventos, descubrimientos, etc. han sido “soñadores” que han persistido, hasta conseguir aquello que se han propuesto. Se cuenta de un Thomas Alva Edison, que hizo más de cinco mil intentos para inventar la bombilla eléctrica y seguramente que su sueño lo inspiró y le dio tenacidad para que después de tantos intentos frustrados, siguiera pensando que era posible y se moviera en la dirección de lo que había decidido hacer.

Este ejemplo nos ilustra por sí mismo como la Voluntad juega un papel preponderante en todo este proceso y se convierte en el medio a través del cual la Autoconciencia se “expresa”, la ley de causa y efecto tiene también su mayor “exponente” y finalmente es con la Voluntad que el Proyecto de Vida se manifiesta acorde con lo que hemos decidido “ser”.

Tomado del libro: "TU ERES LO QUE QUIERES SER" de Yuri Elías Camacho.

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